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Érase una vez, en una tierra lejana, una princesa llamada Blancanieves. Tenía la piel blanca como la nieve, labios rojos como una rosa y cabello negro como el ébano. Blancanieves vivía con su madrastra, una reina muy hermosa pero también muy vanidosa.

Blancanieves

Érase una vez, en una tierra lejana, una princesa llamada Blancanieves. Tenía la piel blanca como la nieve, labios rojos como una rosa y cabello negro como el ébano. Blancanieves vivía con su madrastra, una reina muy hermosa pero también muy vanidosa.

Érase una vez, en una tierra lejana, una princesa llamada Blancanieves. Tenía la piel blanca como la nieve, labios rojos como una rosa y cabello negro como el ébano. Blancanieves vivía con su madrastra, una reina muy hermosa pero también muy vanidosa.

Todos los días, la reina le preguntaba a su espejo mágico: "Espejito, espejito, ¿quién es la más bella de todas?" El espejo siempre respondía: "Tú eres, Majestad". Pero un día, el espejo dijo: "Blancanieves es la más bella de todas".

La reina se puso muy celosa y ordenó a un cazador que llevara a Blancanieves al bosque y la abandonara. Pero el cazador no pudo hacerlo. En su lugar, dejó ir a Blancanieves, y ella corrió hacia lo profundo del bosque.

Blancanieves encontró una pequeña cabaña y, dentro, siete camitas. Estaba tan cansada que se quedó dormida en una de las camas. Cuando los dueños de las camas, siete enanitos, llegaron a casa, encontraron a Blancanieves y decidieron ayudarla.

La reina descubrió que Blancanieves aún estaba viva e intentó engañarla tres veces. Primero, con un corsé ajustado; luego, con un peine envenenado; y finalmente, con una manzana envenenada. Blancanieves cayó en la trampa de la manzana envenenada y pareció quedarse dormida para siempre.

Los enanitos colocaron a Blanca Nieves en un ataúd de cristal en el bosque. Un día, un príncipe que había oído hablar de su belleza encontró a Blanca Nieves. La besó, ¡y ella despertó! Fue el beso del verdadero amor el que rompió el hechizo.

Blancanieves y el Príncipe se casaron, y vivieron felices para siempre. Y en cuanto a la reina, cuando preguntó a su espejo, el espejo respondió: "Tú, mi reina, eres hermosa; es cierto. Pero Blancanieves es aún más bella que tú."

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