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El Cuento de Pedro, el Conejo

Érase una vez cuatro conejitos llamados Pelusa, Seda, Colita de Algodón y Pedro. Vivían con su madre en un bancal de arena, bajo la raíz de un gran abeto.

Érase una vez cuatro conejitos llamados Pelusa, Seda, Colita de Algodón y Pedro. Vivían con su madre en un bancal de arena, bajo la raíz de un gran abeto.

Un día, la Madre Coneja dijo: "Podéis ir a los campos o bajar por el camino, pero no entréis al jardín del Señor McGregor. Vuestro padre tuvo un accidente allí y la Señora McGregor lo puso en un pastel."

Pelusa, Seda y Colita de Algodón eran buenos conejitos. Bajaron por el camino para recoger moras. Pero Pedro era travieso. Corrió directamente al jardín del Señor McGregor y se coló por debajo de la puerta.

Primero comió algunas lechugas, luego unas judías verdes, y después unos rábanos. Pero luego, sintiéndose un poco enfermo, buscó un poco de perejil.

De repente, ¡el Señor McGregor vio a Pedro! Gritó: "¡Alto, ladrón!" y empezó a perseguir a Pedro por todo el jardín.

Pedro estaba muy asustado. Corría de aquí para allá, intentando encontrar una salida. Perdió sus zapatos y su chaqueta, pero no podía encontrar la puerta.

Al fin, ¡Pedro vio la puerta! Pero el Señor McGregor estaba justo detrás de él. Con todas sus fuerzas, Pedro se coló por debajo de la puerta y corrió de vuelta a casa.

Pedro estaba tan cansado y enfermo. Su madre lo acostó en la cama con una taza de té, mientras que Pelusa, Seda y Colita de Algodón cenaban pan, leche y moras.

Pedro nunca volvió al jardín del Señor McGregor.

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