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Ferdinando el Toro

Había una vez un toro amable llamado Ferdinando. A diferencia de los otros toros que les gustaba correr, saltar y darse topetazos con la cabeza, a Ferdinando le encantaba sentarse tranquilamente y oler las flores. Era más feliz bajo su árbol de alcornoque favorito, simplemente oliendo las flores todo el día.

Había una vez un toro amable llamado Ferdinando. A diferencia de los otros toros que les gustaba correr, saltar y darse topetazos con la cabeza, a Ferdinando le encantaba sentarse tranquilamente y oler las flores. Era más feliz bajo su árbol de alcornoque favorito, simplemente oliendo las flores todo el día.

Un día, cinco hombres vinieron a elegir al toro más grande, rápido y fuerte para las corridas de toros en Madrid. Todos los otros toros corrieron, saltaron y se dieron topetazos para mostrar que eran fuertes. Pero a Ferdinando no le importaba; él solo quería sentarse y oler las flores.

De repente, ¡Ferdinando se sentó sobre una abeja! La abeja lo picó y Ferdinando saltó con un fuerte "¡Ay!". Corrió alrededor como loco, no porque estuviera enojado o furioso, sino porque la picadura de la abeja le dolió.

Los hombres vieron a Ferdinando y pensaron que era el más feroz de todos. Lo eligieron para las corridas de toros en Madrid. Pero cuando llegó el gran día, Ferdinando no quería pelear. Solo quería oler las flores en el cabello de las damas.

¡Todos estaban sorprendidos! Esperaban que Ferdinando fuera feroz, pero él estaba tranquilo y pacífico. Así que llevaron a Ferdinando de vuelta a su pradera, donde era más feliz.

Ferdinando volvió a sentarse bajo su árbol de alcornoque, oliendo las flores, tan pacífico y feliz como siempre.

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